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Muere el tercer niño de la lista de trasplantes cuyo programa suspendió el Gobierno de Nicolás Maduro

VENEZUELA.- Yeideberth Requena y su familia lucharon desesperadamente por su vida, incluso en las últimas horas se buscó albúmina para tratar al niño. Las redes sociales se llenaron de SOS desesperados, llamamientos para luchar contra la cruel realidad venezolana. Días antes tampoco encontraban la vancomicina y el meropenem, fundamentales para su tratamiento.

 Con la muerte de Yeideberth, ocurrida en la noche del sábado, ya son tres los niños con leucemia fallecidos en mayomientras esperaban un trasplante medular en el Hospital Pediátrico J. M. de los Ríos. Otros ocho les precedieron en los últimos meses. La lista está conformada hoy por otros 27 pequeños en busca de un milagro que parece imposible después de que el Estado suspendiera el convenio que mantenía con hospitales italianos para realizar allí los trasplantes.
Yeideberth tenía ocho años, Robert tenía siete y Giovanni, seis. «Duele mucho saber que ese dinero se ha administrado en algo innecesario. Hay personas muriéndose por falta de medicamentos y antibióticos que no se consiguen aquí o son muy costosos, mientras ese dinero se gasta en cosas innecesarias», se queja Wendy González, la madre de Yeideberth.

Palabras muy parecidas a las de Geraldine Labrador, la madre de Robert. O parecidos lamentos de quienes luchan por la vida de estos niños, como la ONG Prepara Familia: «¿Cuántos niños tienen que morir para que el Estado cumpla con su obligación?».

 La muerte de los niños ha coincidido con la presentación, con bombos y platillos revolucionarios, de la subametralladora Caribe 9 mm, que cuenta con una inversión de 50 millones de euros tras la orden dada a conocer por el propio Nicolás Maduro. Según los cálculos del medio independiente Efecto Cocuyo, con este dinero invertido en armas y uniformes militares se pueden costear al menos 200 trasplantes.

El programa de trasplantes, que se coordinaba a través de FundaVenica, fue suspendido hace dos años tras acumular el Estado venezolano una deuda millonaria. Pero las fallas en el Hospital J. M. de los Ríos comenzaron mucho antes, al menos en 2014: déficit de inmunosupresores, escasez de reactivos y quimioterapias y problemas con las suturas mezclados con la contaminación de áreas oncológicas. Un calvario donde incluso fallaba el aire acondicionado del quirófano, la alimentación de los niños enfermos y las fórmulas lácteas. Hasta el suministro de agua desaparecía por semanas. La Fiscalía ordenó el cierre del Servicio de Hemodiálisis para investigar la muerte de cuatro niños, contaminados por una bacteria.

 Fuente: El Mundo 

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