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Acusan a varias monjas por presuntas violaciones sexuales en colegios

NUEVA YORK._ Mary Dispenza y Cait Finnegan, dos de las víctimas de violaciones sexuales de monjas en Nueva York. (Fotos SNAP)

“Dios es amor”, le decía la hermana Mary a Finnegan mientras la violaba

NUEVA YORK.- Numerosas monjas de Nueva York violaron a sus hermanas novicias en colegios y conventos, según denuncian 35 de las víctimas, que hablaron por primera vez y décadas después de los abusos a través de la Red de Sobrevivientes de los Abusados por los Sacerdotes  (SNAP), con sede en San Luis (Missouri), que es dirigido por la ex monja Mary Dispenza, quien dijo que este es el mayor secreto no contado en la iglesia católica de Estados Unidos y que también fue violada por sacerdotes y monjas.

Otra de las violadas, Cait Finnegan, que le relató al tabloide NY Post, los escabrosos y tortuosos momentos cuando era sistemáticamente violada por la monja hermana Mary Juanita Barto, tanto en el colegio católico como en el convento y estaba tan obsesionada con ella, que quería tenerla las 24 horas, asegura que los ataques sexuales los sufrió en Queens, desde que tenía 15 años de edad.

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Dijo que a sus 67 años de edad, no ha podido superar los recuerdos dolorosos de los abusos sexuales que sufrió a manos de su educador del clero católico.

“Dios es amor”, le decía la hermana Mary a Finnegan cuando supuestamente la violaba en las aulas de la escuela preparatoria Mater Christi en Queens a finales de los años sesenta.

Relató que los abusos de la monja a ella, continuaron después que salió del colegio y entró a la secundaria,  en autobuses escolares, eventos deportivos fuera de la ciudad,  retiros religiosos en el estado de Nueva York, en su casa natal de Finnegan en el vecindario de Woodside (Queens), y en un convento de Long Island.

«Estaba obsesionada conmigo las 24 horas del día», dijo Finnegan. «La mujer me tenía».

Después de graduarse de la escuela secundaria en 1969, Finnegan tuvo problemas para lidiar con el abuso y contar su historia, pero sus esfuerzos cayeron en oídos sordos.

«Nadie quería escuchar acerca de las vírgenes vestales en aquel entonces», dijo.

Pero después que el Papa Francisco admitió recientemente que las monjas fueron sexualmente abusadas por sacerdotes e incluso utilizadas como esclavas sexuales, docenas de católicos se han presentado para denunciar un fenómeno tangencial e igual de malvado: el abuso sexual por parte de las monjas.

«Esta es la próxima gran cosa para la iglesia: el mayor secreto no contado», sostuvo Dispenza.

«En el pasado, las víctimas estaban muy avergonzadas y temían contar sus historias, pero están comenzando a manifestarse y esperamos que esto sea tan grande como el escándalo de abuso de sacerdotes», añadió la activista.

Explicó que la red ha escuchado a 35 víctimas en los últimos días que afirman haber sufrido abusos físicos y sexuales por parte de las monjas, dijo Dispenza, que fue abusada cuando niña por parte de un sacerdote y una monja.

Finnegan le dijo al NY Post que ella pidió ayuda a SNAP hace unos años.

Dispenza, de 78 años, ha luchado durante más de dos décadas por la justicia para las víctimas de abuso del clero y planea llevar su lucha al Vaticano esta semana.

Ella y su grupo exigen que el Papa ayude a las víctimas del abuso de monjas y despida a cualquiera que haya encubierto los crímenes del clero católico.

«Queremos que se vayan de inmediato», dijo.

También quiere que el Vaticano exija a los líderes católicos que se comuniquen con la policía de inmediato si se enfrentan con el abuso, en lugar de alertar primero a los obispos locales y otras jerarquías de la iglesia.

Por Miguel Cruz Tejada

 

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