La Navidad se caracteriza por ser una época en la que es muy habitual disfrutar de grandes cenas y comidas, sobre todo, en compañía de nuestros seres queridos, y en la que abundan no solo recetas de platos ciertamente deliciosos, sino también una gran diversidad de postres y bebidas típicas de la temporada.
Quizás una de las bebidas con las que más se identifica la Navidad es el ponche, cuyo dulce y cremoso sabor, sumado al toque de ron que contiene, hacen del paladar una fiesta.
Esta tradicional bebida tiene el privilegio de poder adaptarse a muchas situaciones gracias a la variedad de ingredientes que pueden utilizarse, permitiendo de esta manera modificarlo de acuerdo a la estación del año, a la tradición del festejo, etc.
Según algunos historiadores, los orígenes de este tipo de bebida se remontan a los antiguos pueblos persas que consumían una bebida muy parecida llamada “panch” preparada con agua, limón, hierbas, azúcar y ron.
Los ponches son bebidas que suelen servirse fríos, pero para los días fríos existen variedades que se preparan calientes y generalmente llevan alcohol, canela, chocolate y crema batida.
El ponche de crema es el más tradicional en nuestro país, pero con el tiempo, debido a su popularidad, ahora existe una gran variedad que va desde ciruela, fresa, leche condensada, coco, café, chocolate negro y blanco, coco y limón, guineo, chinola, auyama, piña o batata. ¿Cómo elaborarlo? Es sencillo. Por ejemplo, para el ponche de ciruela necesitas una taza de ciruela sin semillas, 2 1/2 tazas de agua, jugo de piña o jugo de naranja natural; 1 lata de leche evaporada; 1/2 cucharadita de nuez moscada rallada; 1 taza de ron blanco y 1 taza de leche condensada. El ponche lleva ingredientes que le dan aroma y sabor, por ejemplo, huevos, nuez moscada, cremas, etc. Esta se prepara en una bol (con un trozo de hielo) o en una jarra grande (con cubos de hielo), y se sirven con un cucharón en vasos especiales para ponche.
